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Extraordinarios los trabajos suyos que he podido ver. Le recuerdan a uno, en esta época de novedades fútiles, que lo original tiene mucho que ver con lo originario. Me gusta el refinamiento de la austeridad, y la inventiva incesante aplicada a formas elementales como el cuenco.
En mi ciudad natal, Úbeda, cuando yo era niño, había un barrio entero de artesanos de la alfarería, la calle Valencia, que ya lo había sido en tiempos de los musulmanes. La gente cantaba una copla de una simplicidad tan bella como la de uno de esos cuencos que usted hace:
En la calle Valencia
los alfareros
con el agua y el barro
hacen pucheros
Un saludo
Antonio Muñoz Molina
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